sábado, 10 de junio de 2023

Lasaña de verduras

Ingredientes

  • De 800gr a 1Kg de verduras:
  1. Principales aunque no imprescindibles: 1 Cebolla, puerro (parte verde), calabacín sin pelar, berenjena...
  2. En menor cantidad, cualquier otra verdura: pimiento, zanahoria, calabaza, colinabo, brocoli, coliflor (poquita), etc.
  • Especias: 1 cucharadita con montaña de cúrcuma, 1 cucharadita de cilantro, 1 cucharadita con montaña de curry, 1 cucharadita de comino, nuez moscada, pimienta, chile (opcional).
  • Aceite oliva virgen y sal.
  • Placas de lasaña para cubrir la base de la fuente.
  • Bechamel: 60gr de harina integral, 60 gr de aceite de oliva, 450 gr de leche de avena o soja o espelta, sal, pimienta y nuez moscada.

Preparación: (en Thermomix o en sartén)

Se corta y sofríe la cebolla.

Mientras, se lavan y cortan el resto de verduras y se van añadiendo. Se añade la sal y las especias. Se sofríe todo hasta que las verduras estén tiernas.

Preparar la bechamel (sofreír 3 minutos 60gr de harina integral en 60 gr de aceite de oliva, añadir 450 gr de leche de avena, sal, pimienta y nuez moscada y remover y cocer 6-7 minutos).

Se pone una capa de placas de lasaña (preparar antes como diga el fabricante), encima las verduras y encima la bechamel.

Al horno (frío), 180º unos 45-55 min, depende de lo tostadita que la quieras.

Cuaja más cuanto más se enfríe. (Yo a veces la hago en 45 min y la dejo dentro del horno enfriándose un par de horas y cuando nos la comemos está aún calentita y menos blandengue).


domingo, 18 de noviembre de 2012

Cómo tener más tiempo


La gente está aborregada porque no tiene tiempo.

¿Por qué no tiene tiempo? ¿quién se lo quita? Vamos a empezar a hacer hueco... No tenemos tiempo por culpa de la tele... si apagáramos la tele ya tendríamos mucho tiempo libre. Por otro lado, la gente pone la tele para “descansar” pero no es así. Si tú miras la tele apagada durante 10 min estarás a los 10 min con muchas más ganas de hacer cosas que si la hubieras visto 2 horas. Es más, al ver la tele 2h estarás igual de cansado que cuando empezaste.
Por otro lado, sería cojonudo, imaginad ¿cómo nos van a dominar si no vemos la tele? ¿si no tienen ese arma de entretenimiento y de miedo? Porque la tele “nos entretiene” para no dejarnos tiempo para pensar en otra cosa y, por otro lado, nos mete un miedo horrible a todo: a que la cosa está mu mala, a lo sobrenatural, a temernos unos seres humanos a otros...
Con la tele meto también el cine, claro, que hace lo mismo: entretenernos y acojonarnos.

En fin, una vez eliminada la tele de nuestras vidas, aparece un montón de tiempo pero no suficiente. Aparecerá suficiente tiempo cuando dejemos de hacer cosas desde el punto de vista de los demás. Es decir, ¿por qué voy a comprarme esto o lo otro? Porque me imagino que, cuando los demás me vean con esto o lo otro, me van a ver muy bien. O porque si me ven esto que llevo me va a dar vergüenza. En el caso de las madres, además de a nosotras mismas, tenemos que mirar por el qué dirán si nuestr@ hij@ no va adecuad@. Al final, me veo utilizando mi tiempo en comprar cosas porque así me quedo más tranquila desde el punto de vista de los demás, creo que voy a ser más "aceptada". 

Obviamente, comprar es una vía de escape para los que no les gusta pensar hacia dónde cojones van. Entonces, como quieren entretener su cabeza no sea que se den cuenta que su vida tiene poco sentido, compramos para entretenernos, para imaginarnos la situación de cuando usemos dicho objeto y así va pasando el rato... y la vida...

Hemos perdido el norte, el norte del porqué de las cosas. El norte de a dónde vamos y para qué hacemos esto o lo otro. ¿No estaría bien pararnos cuando vamos a hacer algo y ver si realmente yo lo quiero hacer o es que me siento empujada por la sociedad o culpable si no lo hago, o señalada o criticada, etc?

Una vez apagada la tele y no forzada a hacer cosas que no quiero (como comprar esto para que los demás me vean así o asao, o irme de viaje para luego poderlo contar...), ¿qué hago con el tiempo que tengo? Pensar cómo puedo ayudar a mejorar el mundo suena bien, ¿verdad? o pensar qué puedo hacer para sentirme mejor ante determinada situación o persona que me perturba y me trae infelicidad (bueno, ya sabemos de otra entrada que la infelicidad no me la produce otra persona, puede que esa persona lo ponga en mi puerta y llame, pero seamos sinceros, los que abrimos la puerta somos nosotros...).
Imaginemos que todos, cada día, pensamos alguna cosilla para mejorar el mundo y/o que gestionamos mejor lo que sentimos para sentirnos más felices... Imaginemos un mundo en el que la gente está por ayudar y en el que hay cada día menos gente cabreada... 
Imaginemos que es así ya y seguro que ayudamos a que sea un poquito más así.


lunes, 22 de octubre de 2012

Resolución de conflictos

Ya he escrito otras veces sobre el respeto. Respeto significa, entre otras cosas, no tratar mal. Cada uno diría que no trata mal ni a su pareja ni a sus hijos ni a sus alumnos, pero, si hay frases que no le dirías a tu jefe o a tu vecino, es que tampoco son adecuadas para tus hijos, tu pareja, tus alumnos, etc.
También con uno mismo, hay veces que nos decimos unas cosas... que si se las dijéramos a otros nos dejarían de hablar (o deberían si no lo hacen).

Pero comencemos con el tema de hoy: resolver conflictos.

A la hora de vivir el día a día y resolver las situaciones que nos van saliendo, sólo tenemos que ser conscientes de cómo estamos. Es decir, si acabo de resolver una situación y creo que de manera justa, pero estoy airada, tensa, cabreada, triste, etc... es que no la he resuelto debidamente, y mi cuerpo (o mi corazón) me lo indican. A veces no les hacemos caso a estas señales, porque desde la cabeza hemos obrado "con justicia", pero sería bueno que le hiciéramos caso ya que en ello va nuestra felicidad. Si resolvemos los conflictos conforme a mi corazón y me siento bien al resolverlos no se me acumulan malos sentimientos, que luego pueden producir enfermedades; al fin y al cabo, si me quedo triste o enfadada, es una energía chunga con la que me quedo, que me como, y tiene que salir por algún lado, si como mucho de este mal rollo, terminaré enfermando...es como comer algo que no sienta bien, la primera vez mi cuerpo está fuerte y puede con ello, cuando lo comemos mucho termina afectándonos.

Con los niños es mucho más fácil acertar. Porque son más nobles y porque no queremos hacerles daño (si estamos sanos). Cuando un niño hace algo que no está bien (por ejemplo, pegar a otro niño) podemos optar por dos vías: 
Regañar al niño. Hacerle sentir lo suficientemente mal por su comportamiento que no quiera repetirlo. Este "suficientemente mal" puede ser por la coacción, por la fuerza, o por hacerle sentir miserable o culpable por su comportamiento. 
Si le hicimos sentir esto la última vez que hizo algo que no estuvo bien, el niño intentará no hacerlo más porque está asustado de que le peguen o le griten, porque no quiere que le ridiculicen, etc. Pero, ¿lo hará también cuando nosotros no estemos delante? 
También podemos tratar de hacerle ver lo mal que el otro niño se sintió cuando le pegó. Pero si lo hacemos desde la culpa, el niño se sentirá culpable, y eso es algo que no nos gusta a ninguno, y lo evitamos. El niño también lo va a evitar. Si hace falta mentir para que no me hagan sentir culpable, lo haré. Sentirse culpable no gusta, y el niño lo va a evitar como pueda: negando que ha sido él o cerrándose a escuchar unas palabras de nuestra boca que le hieren. El niño tiene que defenderse de esa emoción chunga que le estamos haciendo sentir.

La otra opción es tratar, con amor, de empatizar con él y preguntarle por qué ha hecho lo que ha hecho. Cuando empatizamos con el niño desde el amor, él se siente querido y respetado y se crea una conexión entre él y nosotros. Ya no hace falta que él cierre sus oídos a lo que le decimos que le hace daño ya que ya no le hace daño, y está abierto y dispuesto a escucharnos. Y si nos escucha, le podemos tratar de explicar o guiar para que empatice con el otro niño al que acaba de herir. Cuando empatice con su "víctima" le pedirá perdón.
Pasos para usar esta opción: lo primero, una vez estamos con el niño, es no querer hacerle sentir culpable. Atraer al niño pero no para reñirle, sino pensando y sintiendo que es una persona maravillosa y que te sorprende que haya hecho daño a alguien. Él se sentirá amado y respetado y, entre los dos, podéis averiguar porqué ha querido hacer daño al otro niño. A veces la ira que ha salido con el otro niño no tiene nada que ver con él sino que está enfadado con papi o mami o su herman@, etc y, al estar lleno de ira, lo ha volcado con uno que ha pensado más débil. Pero así nos ayuda a él y a nosotros como educadores, a determinar de dónde viene la ira y él mismo se da cuenta que haber pegado no lo soluciona ni le ayuda.
Esta solución se puede aplicar a cualquier persona, no sólo a los niños. Pero los niños tienen sus barreras más bajitas (por eso es más fácil hacerles daño y por eso tenemos que tener más cuidado de no hacérselo) con lo que más fácilmente la desmontan, se acercan a ti y comprenden que lo que han hecho te pone triste a ti y a ellos mismos. Cuanto más mayores y más daño han recibido, más altas sus murallas y más difícil desmontarlas. Pero no imposible. Cuanto más fuerte sea el amor con el que contamos, más fácil caerá la barrera que nos separa, y mejor podremos empatizar con el mal sentir del otro (porque cuando uno pega o hace algo malo es porque no estaba bien antes de hacerlo, si nos sintiéramos felices no pegaríamos, ni gritaríamos...).
Porque primero hay que empatizar con la persona que ha hecho algo malo para que luego esa persona quiera empatizar con tu ayuda con la persona que agredió.

Ahora, quizá se os pasen muchas ocasiones por la cabeza en la que queréis que vuestro hijo (u otra persona) se comporte de otra manera a como lo hizo y, en esas ocasiones, antes de poder aplicar esto, hay que determinar si lo que hizo el niño es realmente "malo" o es que, simplemente, no me conviene.

Porque, si lo que ocurre es que no me conviene (empecemos a ser sinceros con nosotros mismos aunque cueste un poquito...) quizá nos ayude este otro texto por ahora:

http://www.webislam.com/articulos/29776-la_comunicacion_compasiva_y_nuestros_hijos.html

Si a alguien le funciona, o no le funciona, podéis escribir aquí algún comentario :)

miércoles, 27 de junio de 2012

A las maravillosas mujeres que sienten

Últimamente estoy hablando con muchas mujeres que se quedan en casa a cargo de los hijos. En estos casos, más incluso que en ningún otro, es la mujer quien conoce lo que siente cada hijo, se da cuenta si está triste, nervioso, si las cosas no son lo que esperaba... Porque para eso estamos hechas las mujeres, somos nosotras las que tenemos desarrolladas las capacidades de entender lo que un bebé que no puede hablar necesita... No es un alegato en contra de los hombres, es que esa capacidad la necesitamos haber desarrollado para que nuestro hijo no lo pase muy mal...

En fin, estas mujeres (todas ellas intuitivas, escuchemos o no esa intuición, a todas nos habla) intuyen o advierten que el cole no es lo que su niño esperaba. Cuando Carla fue a la guarde iba emocionada "un lugar lleno de niños y juguetes, eso debe ser la bomba", eso es lo que pensaba, no me lo dijo, pero usé esa intuición que tenemos las mujeres (para mí estaba tan claro que tenía esa opinión como si lo tuviera escrito en la frente). A los pocos días, noté también su cara de desilusión "esto no es lo que yo esperaba". Al cabo de una semana o dos me verbalizó "yo no quiero ir al cole que allí los niños lloran mucho y yo me pongo triste".

Este ejemplo, con distintas versiones, de notar en tu hijo que algo no está bien del todo lo hemos vivido todas en algún momento. Algunas lo hemos notado, otras, además, hemos pensado en ello. Otras valientes, se lo han comentado a sus maridos/parejas. En la mayor parte de los casos, estas parejas, que serán probablemente buenas personas, como no han notado nada porque no están preparados para ello, te dicen algo así como "no será para tanto" "solucionar eso es un lío" "ya se acostumbrará", etc. Tú sigues con tu "es que esto no está bien" "es que esto no es lo que yo quiero para mi hijo" pero nos han enseñado a que en la pareja hay que llevarse bien y que no se pueden tomar decisiones si los dos no estamos de acuerdo.

Esto último puede sonar muy democrático pero no lo es, tú harías otra cosa. Si te diera carta blanca o si tú trabajaras harías otra cosa pero, en el fondo, no te da carta blanca. Dar carta blanca es "te dejo decidir a ti porque tú eres la que está mejor preparada para decidir algo tan importante para nuestros hijos porque ese es tu trabajo, en el que estás ahora y en el que las mujeres se han especializado durante miles de años". Dar carta blanca es confiar. "Cuida de mis hijos, pero las decisiones importantes las tomo yo".

Es decir, él, como es el que gana el dinero porque los dos nos pusimos de acuerdo en que yo cuidaría a nuestros hijos para que estuvieran mejor, resulta que ahora, para cómo hacer mi trabajo "conseguir adultos lo más felices posible" no tengo criterio, y al final prima el criterio masculino.

Y digo que no es una democracia porque siempre gana la opinión del varón, argumentando con la cabeza, no con el corazón.

No se trata de hacer guerra en casa sino de darnos cuenta que la mujer es la que mejor preparada está para darse cuenta de lo que sienten sus hijos y tenemos que confiar más en nosotras mismas. Cuando nuestro interior, y por amor, nos dice que algo es por otro sitio, el hombre debería respetarlo, no ignorarlo porque él no puede tener dicha percepción.

Dicen que están naciendo muchas niñas, a lo mejor es porque el mundo necesita un poquito más de intuición y sensibilidad que de pensamiento racional que nos ha traído al mundo al que estamos ahora.

Nuestra intuición nos guía, para eso la tenemos, hagámosle caso, es totalmente necesario para el futuro.

jueves, 21 de junio de 2012

Salir del armario

Desde que me gustan las cosas que la ciencia no explica y, como soy bastante charlatana, he comentado el tema de la posibilidad de tener otras vidas, de que no "desaparezcamos" al morir, etc con bastantes amigos y conocidos.
Gracias a estas charlas he podido hacer una estadística aproximada de cómo de frecuentes son los fenómenos "paranormales" en la sociedad y me he quedado sorprendida.
Casi la mitad de la gente con lo que hablo, al cabo de un ratillo, me suele decir "esto yo no se lo he contado a nadie pero..." y, después del "pero", relatan sucesos "paranormales" en primera persona que no se atreven a contar a prácticamente nadie no sea que les tomen por locos o alucinados. Aquí hay personas como el niño del 6º sentido (la peli), otros que presienten que hay alguien más, otros que han tenido conversaciones puntuales con personas queridas fallecidas...
En mis estadísticas hay gente de todo tipo: con estudios y sin estudios, universitarios, parados, catedráticos... Pero todos tienen en común que no se atreven a contar algo porque la sociedad ya les ha juzgado, porque no quieren sentir que son distintos a la sociedad, bichos raros.

Hace un tiempo leí que, antiguamente, a las personas que pensaban en contra de los dogmas, se las quemaba, ahora, el que va en contra de la ciencia se le ridiculiza. Es decir, se ha desprestigiado tanto el tema "sobrenatural" que, si no crees los "dogmas" de la ciencia, tienes que ir vestido de dorado y no les cuadra que seas ingeniera: no se puede ser inteligente y crédulo a la vez...

Porque crédulo significa que te crees todo lo que te cuentan, que no lo pasas por la mente racional...

Y disculpen, pero paso todo por mi mente racional, más a menudo de lo que me gustaría y el mundo, si no pensamos que existe algo más de lo que vemos no me cuadra.
Y tampoco me cuadra que un 40% de mis amistades y conocidos hayan sufrido de alucinaciones u otros problemas mentales. Eso es buscarle tres pies al gato, no cuadra, no encaja...

Si no hubiéramos sustituidos los dogmas de la iglesia por los dogmas de la ciencia podríamos mirar a las cosas que nos ocurren de frente, y hablarlos con otras personas y nos daríamos cuenta que los sucesos paranormales son muy normales, y que debemos también buscarles una explicación y que, entre las posibles teorías, deberíamos mirarlas todas y así cada uno escogería la explicación que mejor le cuadrara, no la que le impusiera la sociedad para ser aceptado.

Si eres gay, eres gay y, si ves cosas sobrenaturales, ves cosas sobrenaturales y si crees que hay muchas vidas, lo crees y nadie te debería juzgar ni por lo uno ni por lo otro. Así que empecemos a salir del armario y a expresar lo que sentimos de veras y lo que creemos y lo que somos, nos sentiríamos mucho más cercanos a nuestros congéneres y más felices si no tenemos que ocultar una parte de nosotros.

Pensemos dos cosas: ¿por qué es tan frecuente? (la explicación de que están un poco locos ya no cuadra) y ¿por qué no se atreven a contarlo?, si estamos en una sociedad "tan libre" como la que estamos...

Cuando estéis en un lugar lleno de gente, pensad que mucha de la que está allí ha tenido experiencias "sobrenaturales" puntuales o diarias, que es de lo más normal y que alguien tiene que ser el primero en salir del armario para que los más cobardillos también se atrevan :)

Me encantaría ver a esas personas compartiendo sus experiencias en vez de contarlas en bajito y atemorizadas, por lo que piensen/juzguen los demás y por el hecho de que les haya pasado algo que no entienden y, además, les hayan ensañado desde pequeños, que debe dar miedo... ¿cómo te puede dar miedo la posibilidad de que cuando te mueras no desapareces? es la mejor noticia que te han dado en tu vida...

sábado, 9 de junio de 2012

El fracaso del sistema educativo

Ya sé que el titulito es un poco fuerte pero si de veras somos sinceros con nosotros mismos y tenemos un poquito de sensibilidad en mirar a nuestros jóvenes un poco más adentro nos daremos cuenta que es cierto y, que en la mayor parte de las veces, el sistema también fracasó con nosotros, o nos hizo fracasar...

Hay varios tipos de alumnos: los que pasan de todo, los que estudian lo justo para aprobar y para que sus padres estén más o menos contentos, consiguiéndolo a veces sí a veces no, y los que estudian mucho, son muy responsables, son competitivos, con los demás (se ponen verdes cuando el compañero saca más nota) o consigo mismos (si sacan un 9,5 se fijan en el 0,5 que les falta...).

Los tres ejemplos suelen ser fracasos del sistema educativo. ¿El empollón también??

El que pasa de todo es porque no sabe lo que quiere, los padres y profesores y la sociedad le hemos desconectado de lo que le motiva en la vida y ya no tiene ganas de ná. Digo "le hemos desconectado" porque los bebés vienen muy conectados con sí mismos cuando nacen, así que algo tendremos que ver los demás...
Después de decirle todo el rato lo que tenía y no tenía que hacer, que era malo cuando no hacía lo que me convenía, que éste es el único camino que hay cuando el niño siente que no es así.. Al final, el niño desconecta de lo que quiere porque está siempre en conflicto y, si estamos desconectados de lo que queremos no tenemos ganas de ná, y menos de hacer lo que otros quieren. Es más cómodo no pensar y darle gusto al cuerpo en el momento: no haré lo que quiero pero al menos hago lo que me da la gana.

El perfil de alumno que más o menos aprueba pero para que sus padres no les riñan es el más habitual. Lo hacen desde infantil: hacen las cosas rápidas para contentar a la maestra o a los padres y así les den la ración de amor que necesitan y luego se dedican a lo que les apetece. ¿Lo malo que tiene eso? que el interés por aprender desaparece; existirá el interés por aprobar, que no es lo mismo, con lo que no quiero saber, no quiero entender el mundo, no quiero saber más... Y eso baja muchíiisimo la calidad de la enseñanza: se nos olvidará nada más hacer el examen, el aprender no me motivará a buscar por mí mism@ respuestas ni preguntas más allá de lo que me cuentan en clase, no seré crítico con lo que me cuentan, sólo trataré de recordarlo para el examen...
Porque desde pequeños han asociado el cole a trabajar y no a divertirse, lo que les contamos en él pierde mucho. Y no debería ser así, porque entender el mundo no es divertido, ¡¡es maravilloso!!, sólo hay que mirar a un niño de 1, 2 o 3 años para darse cuenta.

Como digo, éstos son los perfiles más habituales, los padres y los profes están más o menos contentos, no sienten que hayan fracasado porque con suerte llegarán a ser universitarios, mediocres, pero universitarios.

El tercer perfil de fracaso educativo es mucho más duro de ver: gente que aprueba todo, que estudia, que siempre hace lo que tiene que hacer, nunca hay que decirle nada... Eso es lo malo: que siempre hace lo que le decimos que tiene que hacer y a veces no porque se lo digamos sino porque el exceso de responsabilidad que les hemos metido ha anulado su capacidad de hacer lo que sienten. Tarde o temprano tienen que pararse y pensar si están recorriendo su propio camino o el que les han grabado sus padres. Y muchos descubren que no saben qué les hace felices, qué les mueve por dentro, o lo saben o intuyen, pero no son suficientemente valientes como para llevar la contraria. No ser "responsables" les hace sentirse "culpables".

Todo sistema educativo o sociedad que nos empuja a hacer cosas distintas de lo que sentimos o que nos hace olvidar o no respeta lo que somos, nos empuja a hacer algo en lo que no creemos, con lo que, además de que no lo haremos del todo bien, no podremos conseguir la felicidad, la plenitud que aporta trabajar en lo que creemos, el sentimiento de inflarse el corazón y que nos guía en que estamos en nuestro camino y que, por muy escarpado que sea, lo recorremos con ganas.

jueves, 7 de junio de 2012

¿Por qué hay malas personas?

Yo creo que no hay malas personas, sino personas "heridas".

Si a nosotros nos tocan un brazo, pero nos dan en una heridita que tenemos, gritaremos, nos molestaremos con la persona que nos ha tocado o incluso le soltemos el brazo y le golpeemos más o menos fuertemente.
Si no tenemos la herida, no reaccionaremos de esa manera si la otra persona nos tocó suavemente.

A veces no nos damos cuenta de que no tocamos suavemente sino que le hacemos daño sin querer, y nos enfadamos ante la reacción de la otra...

Otras veces le hemos tocado realmente suave y no entendemos la reacción: reacciona porque tiene una herida y nuestra acción hace que esa herida duela.

Otras veces la persona reacciona sin hacer yo nada, entonces reacciona por asociación. Es decir, si nos mordió una vez un perro sentiremos miedo por los perros y, si se nos acerca un perro moviendo el rabo lo echaremos de mala manera porque nos recuerda a aquella otra mala experiencia.

En resumen, sólo el que ha sufrido puede ser malo. Los malos porque sí, de las películas, son precisamente eso: de las películas. E incluso el malo de las películas, si hubiera sido querido de pequeñito y amado y aceptado de verdad, ya no sería tan malo. Porque cuando hacemos algo bueno nos sentimos bien, realmente bien, contactamos con la felicidad. La venganza dicen que resulta dulce, pero no da la felicidad duradera ni profunda.

Entonces, ¿qué hacemos con las personas aparentemente "malas"? Darles nuestra comprensión y compasión: ¿qué le habrán hecho a esa pobre persona para que se comporte así?. Esto no es lástima, es compasión y, si además, aceptamos y queremos a esa persona, el resultado es sorprendente: ¿Cómo va a ser mala contigo una persona que se siente querida por ti? Las barreras se le caen. Y si estas barreras son muy grandes porque la persona está muy herida y necesitó construir estas murallas para que nadie le pueda hacer daño, sólo necesita más amor y comprensión para derribarlas.

Amar a esa persona no es dejarse dominar y dejarse maltratar por esa persona, es sólo suficiente sentirlo: pensar en que quieres lo mejor para esa persona, que te encantaría que fuera feliz y que halle pronto el camino para curar esa herida o tirar esos muros que la aíslan.

Además, cuando alguien nos hace daño nos está enseñando algo: nos está apuntando dónde tenemos nuestras heridas, para sanarlas. Si me dicen gorda y pienso que ha sido a mala uva, aprendo dos cosas: que tengo una heridita en que me llamen gorda; y que la otra persona siente o ha sentido sentimiento de inferioridad y necesita sentir ese poder sobre alguien para subsanarlo.
Puede que habitualmente se vea gorda con lo que necesita sentir que otr@ es también gordo para compensar ese sentimiento de inferioridad. O envidia algún valor nuestro y necesita sentir que es superior a nosotros al menos en eso... El caso es siempre que si nos ha querido insultar es porque ella misma está dañada con lo que tenemos que darle comprensión y las gracias por señalarme una herida que quizá no estoy viendo y me afecte sin darme cuenta.

Cada persona que se acerca a mí me trae un mensaje que sería bueno que aprendiera: veamos el mensaje que trae y, si no nos gusta, ver por qué no me gusta (si yo lo pedí, si tengo una herida, etc), pero no matemos la mensajero...

Y esto enlaza con esta otra entrada sobre las personas que me hieren... Respeto a uno mismo



lunes, 21 de mayo de 2012

Espejo, espejito mágico ¿soy yo la mejor? No, no lo eres, pero te quiero igual


Los niños no son personas de las que debamos cuidar sino personas de las que debemos aprender.
Ellos nos muestran nuestros puntos débiles, para que los veamos y los trabajemos. Ellos nos muestran las estupideces de nuestra sociedad, nuestras incongruencias, para que las cambiemos. Aunque es cierto que, a veces, estamos tan metidos en la estupidez, somos casi tan parte de ella, que nos empeñamos en no verla y creemos que los que se tienen que acostumbrar son ellos. De hecho, nuestros padres nos acostumbraron tanto a esto que ya no sabemos a veces distinguir lo que es “social” de lo que es realmente bueno. Creemos que cantar por la calle es de locos y trabajar un montón de horas para conseguir más dinero es de normales...

Los espacios deberían estar hechos para que haya niños, ¿cómo si no, criamos a nuestros hijos si trabajamos muchas horas los papis y las mamis si, además, el ocio no está “preparado para niños”?
Ir con los niños a la mayor parte de los sitios debería ser algo normal. Claro que no se “aprovecha” como si vamos solos, claro que hay cosas que son más difíciles, sobre todo si la educación, que no la edad, nos quitó la mayor parte de la imaginación para redisfrutar las cosas de otra manera.

Quizá el quid está en querer hacer demasiadas cosas, en priorizar la casa, o la plancha, o querer llevarlo todo para adelante... Porque a las mamás que llevan a su hijo de punta en blanco (limpito y planchado además, ¿cómo lo harán?) nadie las critica pero a las que han aprendido a disfrutar de la vida junto con su bebé y no siguen las normas impuestas de trato de bebés sí. ¿Qué es más importante, bañar a tu niño todos los días como una energúmena porque no te da tiempo a hacer la cena o bañarle menos a menudo cuando una esté relajada y puedan ambos disfrutar de dicho baño??? Si, sí, la mayoría leemos esto y decimos “bañarle con tranquilidad” pero, a la hora de la verdad, como te sientes mala madre si no bañas al niño tantas veces como te impone la sociedad terminamos escogiendo la opción de la energúmena o, al menos, de la “resignada”, y no sé qué es peor, porque cuando hacemos algo sin ganas, sin que nos salga de dentro, lo hacemos esperando que alguien nos devuelva el esfuerzo que estamos poniendo y si eso no ocurre se nos sale la energúmena de nuevo de la cueva...

Llevémonos a nuestros hijos con nosotros todo lo que podamos. Con comprensión y amor, no resignación y fastidio, nos vamos a sorprender que el niño quiera estar allí más de lo que nosotros pensábamos porque a él le encanta estar donde sienta amor: ¡y qué mejor sitio que con su mami amorosa!!! Y, si no quiere estar allí, comprendámoslo, al fin y al cabo, no le hemos preguntado...

Escuchemos a nuestros hijos: cuando no hablan, observémonos y, cuando nos sintamos mal por alguna decisión que tomemos: es que NO es buenaaaaa!!. Lo malo es descubrir cuál es la buena porque aquí entran en juego nuestros sentimientos de culpabilidad conscientes o inconscientes, lo dentro que tengamos las normas de la sociedad porque, en la mayor parte de los casos, hacemos caso de la sociedad y no de nosotros mismos porque no somos “capaces” de llevar la contraria a la sociedad.

Y cuando hablan, escuchémoslos porque cuando juegan hacen cosas “absurdas” que aprenden de nosotros, de los mayores, y es un espejo perfecto para que veamos todas las cosas que les estamos imponiendo y ellos están asumiendo que el mundo funciona así, lleno de cosas absurdas...

Ya que nos han dado el regalo de este bonito espejo, aprovechémoslo, no queramos quitárnoslos de encima. El tiempo en el que los niños son pequeños no es un tiempo para “pasarlo cuanto antes” (y por eso tengo todos los hijos de golpe) es un tiempo para aprender y cuanto más aprendamos más felices somos. Y cuanto más estáticos seamos y más aferrados al antes peor lo vamos a pasar. Dejemos de echar la culpa al otro de nuestra felicidad porque nosotros somos los únicos responsables de ella: ni nuestro jefe ni nuestra pareja ni mucho menos nuestros hijos; Sólo se prestan de espejo para que veamos lo que no queremos ver.

martes, 17 de abril de 2012

¿Aprender o educar?

¿Por qué creo que es tan importante cambiar la escuela? por varios motivos:

Los adolescentes que veo a mi alrededor, en mi trabajo como profe y fuera de él, no tienen interés por aprender. Eso lo podemos observar todos. La gran mayoría sólo quiere aprobar para que sus padres no les riñan o les dejen salir en verano, pero muy pocos lo hacen para sí mismos.
Si los niños pequeños tienen interés por todo, ¿en qué momento pierden dicho interés?

Por otro lado, de lo que sé ahora, muchas cosas me las enseñaron en la escuela pero, como vosotros, la mayor parte se han ido olvidando en el camino. ¿Qué es lo que ha hecho que ciertas cosas las recuerde?: El interés.
Es decir, como un tema me ha gustado, he puesto interés en volver a leer sobre ello, ampliarlo, estudiarlo... Pero, ¿qué pasa para la gente que ha perdido el interés? que olvidan la mayor parte de las cosas que han aprendido.
Lo importante no es lo que les enseñamos en la escuela, sino que no pierdan el interés por aprender, porque eso hará que estudien, lean, etc, todo lo que les motive. Les hará personas despiertas a las que les interese el mundo y cómo mejorarlo.

Hace poco me contaba una madre acerca de lo que dice la maestra sobre su hijo de apenas 4 años: "se nota que es un niño listo pero hace las tareas rápido, para salir del paso e irse a jugar". Este comportamiento lo tienen los adolescentes de mis clases: no tienen interés en hacer algo bueno, sólo aquello que les permita salir del paso, que sea lo más parecido a lo que la maestra quiere, no a lo que ellos mismos piensan que sería un trabajo bueno, para poder aprobar y poco más. La misma situación se repite, en un niño de alrededor de 4 años y en los adolescentes de nuestros institutos. ¿No será que lo que le contamos al niño de 4 no le interesa? Sólo lo hacen por agradar, porque son niños buenos que quieren que la maestra les sonría y no les ponga mala cara. Lo hacen por lo mismo que nuestros adolescentes: por agradar a la maestra y por ende a sus padres, no porque realmente les interesa a ellos.
Desde los 3 años, o antes, ya les empezamos a "instruir" sobre lo que está bien y lo que está mal, negando lo que ellos sienten, con lo que empiezan a hacer cosas por nosotros, por agradarnos. Y cuando llenamos la escuela de conceptos y cosas que no les interesan ya pierden interés por todo o casi todo. Pasan de la escuela, se acostumbran a esa rutina de "hacer las cosas lo más rápido que puedo para dedicarme a lo que me interesa". Y esto lo aprenden a los 4 años!!! Cuando llegan a mis clases llevan 10 años de esta rutina, ¿cómo vamos a poder darle la vuelta y recuperar el interés? ¿no será más fácil no matar el interés innato que tienen los niños que matarlo y pretender que reaparezca cuando nos quejamos de ellos?

Los niños tienen un interés innato por todo. Pero quizá no de la manera que nosotros queremos, o no a la hora a la que a nosotros nos viene bien, o no a la hora a la que a los otros 24 alumnos con los que comparto clase les viene bien, o no sentados en una sillita.
Cada niño tiene su ritmo, y su hora, y su manera de hacer las cosas. Quizá no le interese pintar por dentro de la raya porque le parece un tostón, por mucho que mi madre y la maestra quieran que pase la unidad didáctica de la "psicomotricidad fina". Pero quizá le interesa poner piedrecitas pequeñitas en fila y consiga el mismo objetivo.

Lo que quiero decir es que los niños, teniendo un sitio adecuado para desarrollarse y con elementos reales, desarrollan muchas de las capacidades innatamente, y justo cuando se dan cuenta que les interesa, no cuando a alguien que elabora currículos ha decidido que debe estar listo para ello.

No aburramos a nuestros hijos y les encantará ir al cole SIEMPRE porque allí experimentan y hay alguien para resolver las dudas que ellos tengan, no que les digan cómo hacer las cosas antes de que ellos se lo planteen; Porque tenemos la teoría de que, cuanto antes les enseñemos las cosas, será mejor para ellos, y no es cierto, ellos lo aprenderán cuando estén listos y, si lo aprenden antes de tiempo, están desaprendiendo otra cosa que corresponde a su edad, quizá por esto los niños ahora son más "torpes" que eran sus padres a su edad, porque les enseñamos fichas en vez de a saltar de piedra a piedra... www.corazondetiza.org

lunes, 9 de abril de 2012

"¿Qué pasa si declaran una guerra y no vamos ninguno?"




Quizá por esta frase se ventilaron a John Lennon... pero ahora lo decimos más de uno... Algo está cambiando :)