domingo, 29 de mayo de 2011

¿El sexo es tan normal?

Afortunadamente soy una mujer, no soy mayor y tengo pareja estable, con lo que puedo hablar de sexo sin que piensen que soy un salido, o un viejo verde o una guarrilla.

¿Por qué si el sexo es algo natural es tan malo que nos pillen? Incluso que sea con mi pareja y en mi casa, "me muero de la vergüenza" diríamos. ¿En qué quedamos? Es bueno para mi piel y mi pelo pero ¿se me cae la cara de vergüenza si me pillan?

Si es tan bonito y tan natural, tan "yo no tengo ningún problema en hablar de sexo", ¿cómo es que hay que practicarlo tan a escondidas que apenas hayamos pillado a nadie in fraganti...?

No es que nos de vergüenza que nos vean, es que nos da vergüenza hasta que otros siquiera imaginen que lo estamos haciendo. No ya que nos oigan...

Se supone que a mí el sexo nunca me han dicho que sea malo pero claro, una cosa de la que no se habla ni se ve, muy bueno tampoco podía ser... Y eso es lo que les transmitimos a nuestros hijos, que captan lo que hacemos no lo que decimos: decimos que es normal pero no actuamos como si fuera normal.

Por otro lado la iglesia te dice que es pecado. ¿Por qué va a ser malo algo que no hace daño a nadie? un pecado es aquello que no es bueno, algo que hace un mal pero, el sexo ¿a quién se hace daño?

Los adolescentes, ¿follan o hacen el amor? Porque si han aprendido de lo que ven, lo único que ven en este sentido son pelis porno en las que el amor no rezuma, la verdad... Yo creo que en su vida han visto hacer el amor... con lo que se creen que hacerlo es eso: fuerza, pasión loca, correr mucho... Perdón pero el amor de todos los días no es ese.

El amor se hace con respeto, con un gran respeto por nuestro cuerpo y el de la otra persona, porque nos estamos dando amor, da igual que conozcamos hace 30 años a la persona o que sea hace sólo un par de horas, debemos tener y tenernos respeto.
Para mucha gente hacer el amor se ha convertido en algo de orgullo o prepotencia. Me suena al viejo Oeste, si mato a uno me hago una muesca en la pistola y si me tiro a uno o una se hace lo mismo en la punta... Obviamente, aquí no hay respeto, no se trata de tirarse a uno o a trescientos, sino de hacerlo con respeto y entendiendo que debemos hacer el AMOR, no follar, que no es lo mismo, y abunda mucho más de lo segundo que de lo primero. Y así nos va.

Nos faltamos al respeto cada vez que estamos con alguien que no nos valora en todo nuestro ser, no sólo en el físico, que no nos respeta. ¿Dejaríamos a un guarro entrar en nuestra casa y comer de nuestra mesa, poner los pies encima o decir cosas malsonantes o nos sentiríamos que nos falta al respeto? ¿Por qué hay mujeres que se dejan tratar así, sin respeto? A lo mejor les han enseñado o han visto en sus casas que eso es lo que hay si eres mujer.

Oí una vez a unas chicas que se querían poner más tetas para gustarle más a los hombres. No tenemos que gustarle más a los hombres ni a las mujeres, nos debemos de gustar más a nosotros mismos, y el que no le guste que no mire. Si le gusto más a un hombre porque tengo tetas no creo que me esté respetando mucho.

En esto hay una gran diferencia: ¿me pongo un escote porque me encanto, porque estoy guapísima; o me pongo un escote para que otros me miren y me valoren y así rellenen ese hueco de autoestima que no soy capaz de llenar yo sola? Eso lo debemos responder cada una, no debemos juzgarlo los demás, porque no somos quien para erigirnos jueces sobre lo que hacen otros, eso es perverso, sobre todo si a mi no me hace mal (porque si me hace mal lo que otro se ponga, es que sufro de envidia, verde envidia).

El sexo debería ser normal, y quitar esos miedos a enfermedades, a embarazos... No digo que no exista esa posibilidad, pero es como si me dijeran que no viajara porque me puedo matar con el coche y por ello me quedara encerrado en mi casa cuando en realidad quiero salir y ver mundo.
Pero tampoco estemos en el extremo opuesto, no vayamos a 200 por la carretera o sin cinturón o sin carnet. Cuando se hace algo hay que ser conscientes de los riesgos que entraña, por eso no te dejan conducir a los 8 años, porque puede ser peligroso para ti mismo.
Tampoco te respetes tan poco que hagas o dejes de tener sexo por lo que otros piensen, no por lo que tú sientas, sean tus amigos o tu novio, tu madre o el cura. Nadie más que tú sabe lo que es mejor para ti y nadie que te respete de veras te debe pedir ni presionar ni chantajear emocionalmente para que hagas o dejes de hacer algo que tú quieres o no quieres.

domingo, 15 de mayo de 2011

Elegir mi vida en cada momento

A la hora de afrontar algo malo o regular que nos llega y no podemos cambiar tenemos dos posibilidades:
  • quejarnos hasta la saciedad y aburrir a todos y a nosotros mismos.
  • cambiar nuestro punto de vista y recibir lo bueno que tenga tal situación.
Hay personas y situaciones que aparentemente no hemos elegido pero que llegan. Cosas que no son justas, cosas que no merezco, mala suerte, personas insoportables... si, si, ya, ya, lo que sea pero, ¿de qué narices me sirve quejarme de algo que no puedo cambiar? 
¿Para relajarme? lo dudo, a veces es necesario contar algo para alejarme de la situación y poder verla con perspectiva y, al contarlo, lo consigo, con lo que no se trata de una queja sino que es un replanteamiento de la situación para verla desde más arriba.
Quejarse es caer en la trampa de darle vueltas al asunto, remover la porquería sin ninguna intención de hacer nada con ella, sólo quejarse. En este caso uno no se siente mejor, no se ha desahogado porque, en cuanto llega otra oportunidad de quejarse, volvemos a hacerlo.
Desahogarse es en cierta manera limpiarse, con lo que uno se queda limpito y mejor (des-ahogarse es salir del agua donde me ahogaba).
Al quejarnos nos quedamos igual de sucios que cuando empezamos la queja, a veces incluso peor porque, para victimizarnos, ampliamos nuestra queja y así podemos darnos más pena.

Retomemos: tenemos una situación que no podemos cambiar. Por ejemplo, tenemos un profesor idiota que no enseña y vamos a su clase cabreados por ello. Si vamos cabreados y esperando un profesor imbécil y que no enseña, ¿qué encontraremos? un profesor imbécil y que no enseña. ¿Pero qué pasa si hoy decido utilizar la energía que uso en quejarme en estar de buen humor y esperar que hoy algo voy a aprender? Puedo pensar que no es tan capullo, que es una persona que tiene sus problemas y que también hay que ver la paciencia que tiene que tener para aguantar a mi compañero Felipito que menudo plasta es... O las voces que pegamos, o el poco caso que le hacemos... Hoy, voy a decidir, porque yo puedo decidir por mí mismo, no siguiendo a la masa, decido elegir ser más feliz en sus clases y para ello veo todo lo bueno que tiene la situación en la que me encuentro: estoy sentado, nadie me obliga a hacer nada, hace bueno, tengo compañeros que aprecio y con los que me lo paso bien y no tengo porqué faltarle el respeto a nadie, ni a los listos ni a los tontos ni a los profesores idiotas...
Un paso más allá, decido, además, ya que tengo que estar una hora allí, comprobar de qué me entero. Porque de algo siempre me entero cuando atiendo y pienso que me voy a enterar. 

Tanto si creo que puedo, como si no, es cierto. 

Por tanto, tanto si pienso que soy capaz de entender lo que dice el profe como si no, es también cierto.
Si en vez de lamentarme de la clase y tirarme una hora quejándome antes de entrar, otra hora refunfuñendo durante la clase y otra hora indignándome por lo que ocurrió otra vez, con lo cual se me pone mala la sangre, ¿qué tal si decido que hoy voy a aprender un poco y luego me alegro de que sé algo más de lo que sabía al entrar? que soy unas ecuaciones más listo/a que cuando entré. No me fijo en que, de una hora, sólo me he enterado de algo, sino de ¡qué guay que me he enterado de algo! ¡soy algo más listo que hace un rato!.
A veces las personas se comportan mal con nosotros porque nosotros esperamos que se comporten mal y ya llevamos hasta mala cara. 

Puede ser que yo vaya con mi mejor cara y mi mejor corazón y el otro siga estando de mala uva, pero esa es su elección, y le hace mal a su riñón, no al mío. Yo escojo no estar de mal humor, estés tú como estés y seas tú como seas y, además, como quiero sacarle provecho a todas las situaciones (quiero sumar con cada experiencia de mi vida, no restar ni hacerle mal a mi riñón), elijo que no tengas poder sobre mí, que no puedas decidir si voy a tener una mala hora.
Además, si pienso que hoy el profe estará de mejor humor y le trato como si lo estuviera te sorprenderás de que lo esté...

Galletas integrales con aceite de oliva

  • De 230g a 210 g de harina integral 
  • 70 g harina normal 
  • 2 g de levadura de repostería 
  • 1 huevo 
  • 150g de aceite de oliva 
  • 5g de canela molida 
  • De 130 gr de azúcar de caña
  • pizca de sal 
Poner todo en la Th menos las harinas y la levadura. 1' velc. 6
Poner las harinas revueltas con la levadura. 1' espiga.
Sacar del vaso y dejar un rato en el frigo

Estirar la masa entre dos láminas o film. A mí me salen dos láminas para dos bandejas de horno. Luego las corto con un cortapastas y hornear (no hace falta separarlas, se separan luego) a 180º unos 15' a 20' según grosor. Mejor no dejarlas muy hechas porque luego se secan.

Aprender a elegir

Parece que mucha gente no sabe elegir, y no porque no elija, que lo hace, sino porque no renuncia a lo no elegido con lo que no disfruta de su elección.
Es decir, si nos decidimos por irnos con unos amigos a la playa no podemos elegir, a la vez, ir a la montaña. Y lo menos recomendable para la felicidad de esa persona es elegir irse a la playa pero pensando en lo chulo que sería haber ido a la montaña y en lo que te estarás perdiendo: te impides disfrutar de tu elección.
Hay gente que, aún después de elegir, se lamenta de lo perdido, lo descartado, en vez de alegrarse de lo ganado: lo elegido. ¿De qué grupo eres? :)