miércoles, 27 de junio de 2012

A las maravillosas mujeres que sienten

Últimamente estoy hablando con muchas mujeres que se quedan en casa a cargo de los hijos. En estos casos, más incluso que en ningún otro, es la mujer quien conoce lo que siente cada hijo, se da cuenta si está triste, nervioso, si las cosas no son lo que esperaba... Porque para eso estamos hechas las mujeres, somos nosotras las que tenemos desarrolladas las capacidades de entender lo que un bebé que no puede hablar necesita... No es un alegato en contra de los hombres, es que esa capacidad la necesitamos haber desarrollado para que nuestro hijo no lo pase muy mal...

En fin, estas mujeres (todas ellas intuitivas, escuchemos o no esa intuición, a todas nos habla) intuyen o advierten que el cole no es lo que su niño esperaba. Cuando Carla fue a la guarde iba emocionada "un lugar lleno de niños y juguetes, eso debe ser la bomba", eso es lo que pensaba, no me lo dijo, pero usé esa intuición que tenemos las mujeres (para mí estaba tan claro que tenía esa opinión como si lo tuviera escrito en la frente). A los pocos días, noté también su cara de desilusión "esto no es lo que yo esperaba". Al cabo de una semana o dos me verbalizó "yo no quiero ir al cole que allí los niños lloran mucho y yo me pongo triste".

Este ejemplo, con distintas versiones, de notar en tu hijo que algo no está bien del todo lo hemos vivido todas en algún momento. Algunas lo hemos notado, otras, además, hemos pensado en ello. Otras valientes, se lo han comentado a sus maridos/parejas. En la mayor parte de los casos, estas parejas, que serán probablemente buenas personas, como no han notado nada porque no están preparados para ello, te dicen algo así como "no será para tanto" "solucionar eso es un lío" "ya se acostumbrará", etc. Tú sigues con tu "es que esto no está bien" "es que esto no es lo que yo quiero para mi hijo" pero nos han enseñado a que en la pareja hay que llevarse bien y que no se pueden tomar decisiones si los dos no estamos de acuerdo.

Esto último puede sonar muy democrático pero no lo es, tú harías otra cosa. Si te diera carta blanca o si tú trabajaras harías otra cosa pero, en el fondo, no te da carta blanca. Dar carta blanca es "te dejo decidir a ti porque tú eres la que está mejor preparada para decidir algo tan importante para nuestros hijos porque ese es tu trabajo, en el que estás ahora y en el que las mujeres se han especializado durante miles de años". Dar carta blanca es confiar. "Cuida de mis hijos, pero las decisiones importantes las tomo yo".

Es decir, él, como es el que gana el dinero porque los dos nos pusimos de acuerdo en que yo cuidaría a nuestros hijos para que estuvieran mejor, resulta que ahora, para cómo hacer mi trabajo "conseguir adultos lo más felices posible" no tengo criterio, y al final prima el criterio masculino.

Y digo que no es una democracia porque siempre gana la opinión del varón, argumentando con la cabeza, no con el corazón.

No se trata de hacer guerra en casa sino de darnos cuenta que la mujer es la que mejor preparada está para darse cuenta de lo que sienten sus hijos y tenemos que confiar más en nosotras mismas. Cuando nuestro interior, y por amor, nos dice que algo es por otro sitio, el hombre debería respetarlo, no ignorarlo porque él no puede tener dicha percepción.

Dicen que están naciendo muchas niñas, a lo mejor es porque el mundo necesita un poquito más de intuición y sensibilidad que de pensamiento racional que nos ha traído al mundo al que estamos ahora.

Nuestra intuición nos guía, para eso la tenemos, hagámosle caso, es totalmente necesario para el futuro.

jueves, 21 de junio de 2012

Salir del armario

Desde que me gustan las cosas que la ciencia no explica y, como soy bastante charlatana, he comentado el tema de la posibilidad de tener otras vidas, de que no "desaparezcamos" al morir, etc con bastantes amigos y conocidos.
Gracias a estas charlas he podido hacer una estadística aproximada de cómo de frecuentes son los fenómenos "paranormales" en la sociedad y me he quedado sorprendida.
Casi la mitad de la gente con lo que hablo, al cabo de un ratillo, me suele decir "esto yo no se lo he contado a nadie pero..." y, después del "pero", relatan sucesos "paranormales" en primera persona que no se atreven a contar a prácticamente nadie no sea que les tomen por locos o alucinados. Aquí hay personas como el niño del 6º sentido (la peli), otros que presienten que hay alguien más, otros que han tenido conversaciones puntuales con personas queridas fallecidas...
En mis estadísticas hay gente de todo tipo: con estudios y sin estudios, universitarios, parados, catedráticos... Pero todos tienen en común que no se atreven a contar algo porque la sociedad ya les ha juzgado, porque no quieren sentir que son distintos a la sociedad, bichos raros.

Hace un tiempo leí que, antiguamente, a las personas que pensaban en contra de los dogmas, se las quemaba, ahora, el que va en contra de la ciencia se le ridiculiza. Es decir, se ha desprestigiado tanto el tema "sobrenatural" que, si no crees los "dogmas" de la ciencia, tienes que ir vestido de dorado y no les cuadra que seas ingeniera: no se puede ser inteligente y crédulo a la vez...

Porque crédulo significa que te crees todo lo que te cuentan, que no lo pasas por la mente racional...

Y disculpen, pero paso todo por mi mente racional, más a menudo de lo que me gustaría y el mundo, si no pensamos que existe algo más de lo que vemos no me cuadra.
Y tampoco me cuadra que un 40% de mis amistades y conocidos hayan sufrido de alucinaciones u otros problemas mentales. Eso es buscarle tres pies al gato, no cuadra, no encaja...

Si no hubiéramos sustituidos los dogmas de la iglesia por los dogmas de la ciencia podríamos mirar a las cosas que nos ocurren de frente, y hablarlos con otras personas y nos daríamos cuenta que los sucesos paranormales son muy normales, y que debemos también buscarles una explicación y que, entre las posibles teorías, deberíamos mirarlas todas y así cada uno escogería la explicación que mejor le cuadrara, no la que le impusiera la sociedad para ser aceptado.

Si eres gay, eres gay y, si ves cosas sobrenaturales, ves cosas sobrenaturales y si crees que hay muchas vidas, lo crees y nadie te debería juzgar ni por lo uno ni por lo otro. Así que empecemos a salir del armario y a expresar lo que sentimos de veras y lo que creemos y lo que somos, nos sentiríamos mucho más cercanos a nuestros congéneres y más felices si no tenemos que ocultar una parte de nosotros.

Pensemos dos cosas: ¿por qué es tan frecuente? (la explicación de que están un poco locos ya no cuadra) y ¿por qué no se atreven a contarlo?, si estamos en una sociedad "tan libre" como la que estamos...

Cuando estéis en un lugar lleno de gente, pensad que mucha de la que está allí ha tenido experiencias "sobrenaturales" puntuales o diarias, que es de lo más normal y que alguien tiene que ser el primero en salir del armario para que los más cobardillos también se atrevan :)

Me encantaría ver a esas personas compartiendo sus experiencias en vez de contarlas en bajito y atemorizadas, por lo que piensen/juzguen los demás y por el hecho de que les haya pasado algo que no entienden y, además, les hayan ensañado desde pequeños, que debe dar miedo... ¿cómo te puede dar miedo la posibilidad de que cuando te mueras no desapareces? es la mejor noticia que te han dado en tu vida...

sábado, 9 de junio de 2012

El fracaso del sistema educativo

Ya sé que el titulito es un poco fuerte pero si de veras somos sinceros con nosotros mismos y tenemos un poquito de sensibilidad en mirar a nuestros jóvenes un poco más adentro nos daremos cuenta que es cierto y, que en la mayor parte de las veces, el sistema también fracasó con nosotros, o nos hizo fracasar...

Hay varios tipos de alumnos: los que pasan de todo, los que estudian lo justo para aprobar y para que sus padres estén más o menos contentos, consiguiéndolo a veces sí a veces no, y los que estudian mucho, son muy responsables, son competitivos, con los demás (se ponen verdes cuando el compañero saca más nota) o consigo mismos (si sacan un 9,5 se fijan en el 0,5 que les falta...).

Los tres ejemplos suelen ser fracasos del sistema educativo. ¿El empollón también??

El que pasa de todo es porque no sabe lo que quiere, los padres y profesores y la sociedad le hemos desconectado de lo que le motiva en la vida y ya no tiene ganas de ná. Digo "le hemos desconectado" porque los bebés vienen muy conectados con sí mismos cuando nacen, así que algo tendremos que ver los demás...
Después de decirle todo el rato lo que tenía y no tenía que hacer, que era malo cuando no hacía lo que me convenía, que éste es el único camino que hay cuando el niño siente que no es así.. Al final, el niño desconecta de lo que quiere porque está siempre en conflicto y, si estamos desconectados de lo que queremos no tenemos ganas de ná, y menos de hacer lo que otros quieren. Es más cómodo no pensar y darle gusto al cuerpo en el momento: no haré lo que quiero pero al menos hago lo que me da la gana.

El perfil de alumno que más o menos aprueba pero para que sus padres no les riñan es el más habitual. Lo hacen desde infantil: hacen las cosas rápidas para contentar a la maestra o a los padres y así les den la ración de amor que necesitan y luego se dedican a lo que les apetece. ¿Lo malo que tiene eso? que el interés por aprender desaparece; existirá el interés por aprobar, que no es lo mismo, con lo que no quiero saber, no quiero entender el mundo, no quiero saber más... Y eso baja muchíiisimo la calidad de la enseñanza: se nos olvidará nada más hacer el examen, el aprender no me motivará a buscar por mí mism@ respuestas ni preguntas más allá de lo que me cuentan en clase, no seré crítico con lo que me cuentan, sólo trataré de recordarlo para el examen...
Porque desde pequeños han asociado el cole a trabajar y no a divertirse, lo que les contamos en él pierde mucho. Y no debería ser así, porque entender el mundo no es divertido, ¡¡es maravilloso!!, sólo hay que mirar a un niño de 1, 2 o 3 años para darse cuenta.

Como digo, éstos son los perfiles más habituales, los padres y los profes están más o menos contentos, no sienten que hayan fracasado porque con suerte llegarán a ser universitarios, mediocres, pero universitarios.

El tercer perfil de fracaso educativo es mucho más duro de ver: gente que aprueba todo, que estudia, que siempre hace lo que tiene que hacer, nunca hay que decirle nada... Eso es lo malo: que siempre hace lo que le decimos que tiene que hacer y a veces no porque se lo digamos sino porque el exceso de responsabilidad que les hemos metido ha anulado su capacidad de hacer lo que sienten. Tarde o temprano tienen que pararse y pensar si están recorriendo su propio camino o el que les han grabado sus padres. Y muchos descubren que no saben qué les hace felices, qué les mueve por dentro, o lo saben o intuyen, pero no son suficientemente valientes como para llevar la contraria. No ser "responsables" les hace sentirse "culpables".

Todo sistema educativo o sociedad que nos empuja a hacer cosas distintas de lo que sentimos o que nos hace olvidar o no respeta lo que somos, nos empuja a hacer algo en lo que no creemos, con lo que, además de que no lo haremos del todo bien, no podremos conseguir la felicidad, la plenitud que aporta trabajar en lo que creemos, el sentimiento de inflarse el corazón y que nos guía en que estamos en nuestro camino y que, por muy escarpado que sea, lo recorremos con ganas.

jueves, 7 de junio de 2012

¿Por qué hay malas personas?

Yo creo que no hay malas personas, sino personas "heridas".

Si a nosotros nos tocan un brazo, pero nos dan en una heridita que tenemos, gritaremos, nos molestaremos con la persona que nos ha tocado o incluso le soltemos el brazo y le golpeemos más o menos fuertemente.
Si no tenemos la herida, no reaccionaremos de esa manera si la otra persona nos tocó suavemente.

A veces no nos damos cuenta de que no tocamos suavemente sino que le hacemos daño sin querer, y nos enfadamos ante la reacción de la otra...

Otras veces le hemos tocado realmente suave y no entendemos la reacción: reacciona porque tiene una herida y nuestra acción hace que esa herida duela.

Otras veces la persona reacciona sin hacer yo nada, entonces reacciona por asociación. Es decir, si nos mordió una vez un perro sentiremos miedo por los perros y, si se nos acerca un perro moviendo el rabo lo echaremos de mala manera porque nos recuerda a aquella otra mala experiencia.

En resumen, sólo el que ha sufrido puede ser malo. Los malos porque sí, de las películas, son precisamente eso: de las películas. E incluso el malo de las películas, si hubiera sido querido de pequeñito y amado y aceptado de verdad, ya no sería tan malo. Porque cuando hacemos algo bueno nos sentimos bien, realmente bien, contactamos con la felicidad. La venganza dicen que resulta dulce, pero no da la felicidad duradera ni profunda.

Entonces, ¿qué hacemos con las personas aparentemente "malas"? Darles nuestra comprensión y compasión: ¿qué le habrán hecho a esa pobre persona para que se comporte así?. Esto no es lástima, es compasión y, si además, aceptamos y queremos a esa persona, el resultado es sorprendente: ¿Cómo va a ser mala contigo una persona que se siente querida por ti? Las barreras se le caen. Y si estas barreras son muy grandes porque la persona está muy herida y necesitó construir estas murallas para que nadie le pueda hacer daño, sólo necesita más amor y comprensión para derribarlas.

Amar a esa persona no es dejarse dominar y dejarse maltratar por esa persona, es sólo suficiente sentirlo: pensar en que quieres lo mejor para esa persona, que te encantaría que fuera feliz y que halle pronto el camino para curar esa herida o tirar esos muros que la aíslan.

Además, cuando alguien nos hace daño nos está enseñando algo: nos está apuntando dónde tenemos nuestras heridas, para sanarlas. Si me dicen gorda y pienso que ha sido a mala uva, aprendo dos cosas: que tengo una heridita en que me llamen gorda; y que la otra persona siente o ha sentido sentimiento de inferioridad y necesita sentir ese poder sobre alguien para subsanarlo.
Puede que habitualmente se vea gorda con lo que necesita sentir que otr@ es también gordo para compensar ese sentimiento de inferioridad. O envidia algún valor nuestro y necesita sentir que es superior a nosotros al menos en eso... El caso es siempre que si nos ha querido insultar es porque ella misma está dañada con lo que tenemos que darle comprensión y las gracias por señalarme una herida que quizá no estoy viendo y me afecte sin darme cuenta.

Cada persona que se acerca a mí me trae un mensaje que sería bueno que aprendiera: veamos el mensaje que trae y, si no nos gusta, ver por qué no me gusta (si yo lo pedí, si tengo una herida, etc), pero no matemos la mensajero...

Y esto enlaza con esta otra entrada sobre las personas que me hieren... Respeto a uno mismo